Abriendo circuitos alternativos de exhibición.Cuando iniciamos este blog, manifestamos en un primer artículo cuales son nuestros principios básicos, y uno de ellos es el apoyo a aquellas organizaciones que fomentan el desarrollo del cine nacional. Así también como a aquellas personas, en este caso cineastas de provincia, que pese a esfuerzo y sacrificio, sacan adelante proyectos de largometrajes en digital.
Para nosotros es una alegría que el CineArte San Marcos este organizando el Primer Festival Nacional de Cine Independiente (FENACI), generando espacios y contribuyendo a formar circuitos alternativos de exhibición para aquellas producciones audiovisuales tanto del interior del país como de Lima.
En ese sentido es necesario extender nuestra sincera felicitación al CineArte San Marcos por tan valorable esfuerzo de llevar a cabo este evento al igual que otras actividades como lo fue por ejemplo el último Tercer Festival Audiovisual Estudiantil. Sin embargo cabe felicitar también a los siguientes cineastas que aportan sus películas para la realización de este festival, entre ellos: Héctor Marreros, Nilo Inga, Flaviano Quispe, Henry Vallejo, Palito Ortega, Federico Gabriel García, Walter Canchaya y Omar Forero, quienes a nuestro parecer representan en la práctica un movimiento cinematográfico de búsqueda de un cine más peruano.
Tomando como punto de partida esta introducción es necesario entrar a analizar un tema importante dentro de la problemática del cine peruano que es la falta de espacios para la exhibición de obras cinematográficas hechas por peruanos, pues son pocas las películas nacionales que llegan a ingresar al circuito comercial, dominado por distribuidoras extranjeras que imponen un monopolio de películas norteamericanas en todas las salas comerciales de Lima y el país, acostumbrando a nuestro público a consumir un cine estereotipado, simplón, de contenido fofo e historias que nada tienen que ver con nuestra realidad.
Debido a esto, muchos de nuestros nuevos valores tanto en Lima, como en provincias, terminan con sus cortos, sus largometrajes de ficción o documentales, guardados en un gabinete, pues no existe un circuito alternativo concreto de exhibición done el público pueda ver otro cine, un cine que trata de rescatar nuestra propia identidad con sus diversas manifestaciones culturales, sus costumbres, sus tradiciones y nuestras vivencias diarias por salir adelante en una sociedad cuyo sistema de explotación cada vez es mayor.
Así vemos que la misma necesidad lleva a algunas instituciones y a los mismos nuevos realizadores peruanos a organizarse poco a poco para construir nuevos espacios de exhibición cinematográfica, que permita combatir de alguna manera el monopolio que hemos mencionado líneas atrás. Pero también esto permite que nuestra gente se acerque un poco más a nuestro cine, a su cine, porque muchas de estas historias que serán exhibidas en el FENACI representan características peculiares de muchas regiones de nuestro país, aquellas de donde vinieron muchas personas que actualmente residen en Lima con sus hijos y nietos y aportaron parte de su cultura a la capital.
Cabe puntualizar que este tema de la falta de circuitos alternativos de exhibición, es muy complejo, y que a nuestro criterio su solución pasa por fomentar, organizar y apoyar la creación de estos espacios, pues sin ellos dejaríamos que muchas obras cinematográficas, tal vez con muchas limitaciones, tal vez magníficas o tal vez regulares, dejen de ser vistas y olvidadas en algún cajón de escritorio; pues si esperamos que las instituciones cinematográficas oficiales del Estado hagan algo, nunca podremos mostrar a nuestra gente las películas que con mucho esfuerzo se hace en nuestro país. Por eso saludamos el primer FENACI y ofrecemos nuestro pequeño y humilde apoyo en su difusión.



Cuantos de nosotros no somos aquellos Marcelos y Alicias que se amaban por un simple hecho: el no depender del otro para vivir, construyendo un amor realmente libre y por ser libre, un amor fuerte al paso del tiempo, intenso e inmortal, ligado a la realidad que nos toca vivir y que influye en cada uno de los personajes, interpretados memorablemente por una Ariadna Gil que nos conmueve cuanto expresa que ya ni siquiera puede prender un fósforo, y un Gastón Pauls que nos alienta a putear cuando lo particular y lo general nos agobian toda una vida.
Sinceramente es valioso que la película reitere en contextualizar cada situación particular de la pareja dentro de una situación general ocurrida en la realidad que los envuelve. Eso da solidez a los personajes, pues todo hombre es en cierta manera producto de las circunstancias y al mismo tiempo las circunstancias son producto de los hombres. En fin, una historia muy humana, muy profunda y muy nuestra. Que vale la pena volver a ver.
Posteriormente Guzmán continúa su trabajo realizando otras películas como “En nombre de Dios”, “La memoria obstinada”, “El caso Pinochet” y algunas recientes como “Salvador Allende”. En la mayoría de estas realizaciones documentales se recoge las dos posiciones políticas, con la intención de mostrar el antagonismo de clases que permanece en Chile, y que trata de ser asolapado por los gobiernos de turno, sino recordemos las marchas a favor y en contra que provocó la muerte del delincuente y genocida de Pinochet.
Para Guzmán su compromiso está con la verdad y su pueblo, y es humilde al reconocer que su obra, “si bien es cierto parte de una pequeña investigación, es un sencillo aporte a la historia, ya que son los historiadores los que deben hacer las investigaciones más completas”. Así pues creemos que el trabajo de Patricio Guzmán, es válido para entender una parte de la historia en las luchas populares, analizar sucesos históricos y sacar lecciones que nos permitan encarar de mejor manera la realidad y la crisis del sistema capitalista que nos agobia actualmente.
Sin duda Guzmán es una muestra de un hombre comprometido consigo mismo y con su realidad, y un ejemplo de que el cine y la política tiene una estrecha relación, más aún cuando se trata el documental como una herramienta que ayude a una buena memoria obstinada, a encontrar la verdad para comprender el pasado, transformar el presente y construir un mejor porvenir.


















(*) Oficialmente la nouvelle vague da inicio con “El Bello Sergio” film de Claude Chabrol (1958); sin embargo es difícil desligar; por fuerza y realismo, la historia de Truffaut, de la primigenia de la nueva ola.