martes, 26 de junio de 2007

PERFILES: "El legado cinematográfico y cultural de Titón"

Son pocos los directores de cine que realmente marcan un hito en la cinematografía de su respectivo país y más aún en el cine latinoamericano. Uno de ellos es Tomás Gutiérrez Alea, cubano nacido en La Habana en 1928 y fallecido en la misma ciudad en 1996. Si bien sus primeros estudios fueron de Derecho graduándose de abogado en 1951, empezó como realizador grabando cortometrajes humorísticos en 1948, para luego estudiar cine en el Centro Sperimentale di Cinematografía en Italia.

A su vuelta a Cuba se sumerge profundamente en la actividad cinematográfica realizando documentales y largos de ficción, como por ejemplo, el documental filmado en 1955 titulado, “El Mégano”, obra considerada por los críticos de la época como lo mejor de la creación cubana en esa década, y que trata sobre la vida de los carboneros en la Ciénaga de Zapata, temática que generó incluso, el acecho de la policía del dictador Batista para censurar el film.

Con la venida de la revolución en 1959, que tenía un proyecto educativo y social real, la labor de Tomás Gutierréz Alea para con la cultura de su país se intensifica a través de su pasión por el cine, continuando con la producción y realización de películas memorables , las cuales plasmaron sus ideas de crítica constructiva al proceso que encabezaba Fidel Castro, convirtiéndose así en un intelectual y artista comprometido con la transformación de su sociedad.

Así entonces Gutiérrez Alea, conocido cariñosamente como “Titón”, ingresa en la organización a favor de un cine comprometido, llegando a participar en la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), fue también miembro fundador de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, así como expositor de diversas conferencias y seminarios académicos y culturales a nivel internacional.

Su vida es un ejemplo de artista, aquél que sintió las emociones de su época y asumió las inquietudes de su realidad para llevarlas al cine y generar la reflexión profunda, así como contribuir en la educación de su pueblo. Su práctica social, no sólo como realizador, sino también como organizador, hacen de él un hombre que supo unir la teoría con la práctica con el único fin de servir a su patria. Creemos que su trayectoria, su obra y la manera como enfocó todas sus acciones con una orientación socialista constituyen su mayor legado.

SUS PELÍCULAS
Las películas de Tomás Gutierrez Alea son en su mayoría fiel refejo de la realidad cubana de esa época, específicamente reflejan el proceso que vive la población cubana con la llegada de la revolución y la construcción de una sociedad diferente, esto enmarcado en diversas historias y situaciones, que muestran a Cuba tal como fue en esos tiempos sin calumnias ni adulaciones, mostrando lo bueno, lo malo y lo feo, pero siempre con la intención de mejorar las cosas. Entre sus títutlos más significativos y premiados, tenemos: “Muerte de un burócrata (1966)”, “Memorias del subdesarrollo (1968)”, “EL arte del tabaco (1974)”, “La última cena (1976)”, “Los sobrevivientes (1979)”, “Cartas del Parque” (1988)” y su penúltima película, codirigida con Juan Carlos Tabío “Fresa y chocolate (1993)”, que fue la primera película cubana nominada a un Oscar como mejor película extranjera.

1 comentario:

Fabricio Rebatta dijo...

he visto 3 ó 4 películas de Gutiérrez Alea, pero recuerdo muy especialmente "Memorias del suibdesarrollo" porque la ví de estudiante e influyó mucho en mi concepto de la narración cinematográfica.
Saludos