viernes, 9 de mayo de 2008

Para volverla a ver...

MACHUCA

Cuando la amistad vence sólo algunas barreras….

¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar por qué existen los de arriba y los de abajo?, ¿Por qué existen los unos y los otros? Y sobretodo ¿Por qué los niños también se encuentran marcados por su condición de clase social? Tratar de reflexionar un poco sobre estas preguntas es lo que pretende “Machuca” (2004), película dirigida por Andrés Wood y que ha sido ganadora de diversos premios internacionales.

“Machuca”, ambientada en la época previa al golpe fascista y sangriento que diera Pinochet al saboteado y democrático Salvador Allende (1973), narra la amistad entre dos niños de diferente condición económica, uno vive en una zona residencial y el otro en un barrio hecho a base de madera, pero a ambos les toca vivir un clima de polarización política, incluso en el colegio donde son educados.

La historia inicia presentándonos a Gonzalo Infante, hijo de una familia acomodada, estudiante del colegio inglés y religioso “Saint Patrick”, que además es afectado emocionalmente por la relación extramatrimonial que su madre mantiene con un viejo argentino. Un día en el aula de Gonzalo, aparece el padre McEnroe, director del colegio, con un grupo de nuevos estudiantes a los cuales se les quiere integrar con los demás para enseñarles el respeto mutuo, sin embargo los recién llegados presentan una característica resaltante para el salón, pues su extracción de clase es contraria a la mayoría de alumnos del colegio, es decir, son pobres.

Pedro Machuca es designado a sentarse atrás de Gonzalo y a partir de ese momento, ambos iniciarán poco a poco una amistad que los llevará a conocer realidades distintas, llenas de prejuicios hacia cada uno de ellos, pero que los llevará a aprender en cierto momento un compartir diferente que se verá interrumpido por los sucesos que acontecieron en Chile en 1973, encarnados en la conducta de los niños, por ejemplo cuando Gonzalo les grita: “rotos de mierda” a Machuca y su prima, porque se estaban robando su bicicleta.

“Machuca” funciona, porque la puesta en escena es muy buena, los insertos de las marchas como atmósfera de lo que viven los niños son acertados, da la sensación de que la película se mueve entre la ficción y el documental por momentos, las actuaciones son convincentes, la ambientación y la musicalización son justas, en sí una película que por su tratamiento y su temática es importante volverla a ver, más aún porque nos trae al presente el planteamiento de la lucha de clases que hiciera Carlos Marx en el siglo XVIII y que creemos sigue vigente en pleno sigloXXI, sino fuera así como me dijo un amigo:”démonos una vuelta por los colegios del Agustino o San Juan de Lurigancho y luego por los de San Isidro o Surco”¿ Encontraremos las diferencias?

Escrito por Eduardo Rodríguez.

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